Supuestamente, cuanto más ligereza lleves (peso corporal y material deportivo) en la carrera, más energía ahorras y mayor será tu VO2 max. Y esto es lo que se busca en las zapatillas usadas para competición, pero tienen sus inconvenientes.
Esto es un arma de doble filo, porque cuanto más se aligera una zapatilla más material se está quitando y esto perjudica a otros beneficios que nos aportan las zapatillas de entrenamiento diario: amortiguación, durabilidad y protección en general. En la parte superior se pierde sujeción y durabilidad; en la media suela amortiguación y vida de sus materiales, ya que se comprimirán antes; y en la suela el desgaste será más rápido que en tus zapatillas habituales.
Por todo esto y aunque los atletas las usen para competir y entrenar muy rápido, no son zapatillas recomendables para cualquier corredor y uso (exceptuando corredores de poco peso) a corredores de peso medio, pronadores moderados, ritmos de competición medio-altos en distancias largas y entrenamientos específicos. El resto de corredores con más peso, pronadores severos o aquellos cuyos ritmos son muy suaves, deben prescindir de este tipo de calzado, siendo mejor entrenar y competir con sus zapatillas habituales.
En la clínica de podología EMODE de Alicante, elegimos el material de la plantilla que mejor convenga a cada paciente,según el calado que use éste. utilizando materiales de última generación que aportan máxima amortiguación y ligereza con un alto poder de memoria y efecto rebote, para que puedan ser usadas en todo tipo de zapatillas, tanto para entrenamiento diario como para alta competición, evitando la aparición de lesiones y sin añadir un peso excesivo a las zapatillas.